Una noche estelar que sólo se aplaza

Sciammarella Tango: una noche estelar que sólo se aplaza

El cielo de Buenos Aires tenía reservado un cruce perfecto entre arte y ciencia: Sciammarella Tango, la orquesta que revive tangos perdidos y los reimagina con una identidad única, iba a despedir el año en el Planetario Galileo Galilei el 13 de diciembre de 2025. Una velada titulada “Entre tango y mate” prometía sumergir al público en un universo donde las letras antiguas se enlazan misteriosamente con conceptos matemáticos, mientras el reconocido matemático Pablo Amster revelaba conexiones ocultas entre el 2×4 y la lógica abstracta.

El Planetario anunció la suspensión de la actividad debido a un desperfecto técnico, y comunicó que iniciará su mantenimiento anual a partir del mismo sábado 13. “La experiencia se postergará hasta el próximo año”, expresaron desde la institución, anticipando una reapertura renovada en 2026.

Sin embargo, esta pausa no empaña el brillo del encuentro que viene. Muy por el contrario, lo potencia.

Sciammarella Tango: un regreso inminente

La orquesta aseguró que la presentación no se cancela, sino que se reprogramará. Y no sólo eso: nuevas fechas y escenarios están en preparación, con un 2026 cargado de música, investigación sonora y hallazgos históricos que caracterizan a este singular grupo de artistas-investigadoras.

Nos emociona compartir este concierto apenas el Planetario vuelva a abrir sus puertas. El tango también sabe esperar, pero nunca se detiene”, podría sintetizar el espíritu del conjunto.

Sciammarella Tango mantiene su tradición de transformar cada presentación en un laboratorio vivo de sonidos, rescates documentales y giros creativos. Por eso, esta demora no frena la expectativa: simplemente la amplifica.

Lo que vendrá: tango, cosmos y descubrimiento

Cuando la fecha sea anunciada, el público volverá a tener delante una propuesta irrepetible: música en vivo, relatos que viajan del archivo al escenario y un diálogo sorprendente entre arte y matemáticas. Todo bajo la cúpula del Planetario, donde cada nota parece resonar con la misma cadencia que las estrellas.

La función está suspendida, sí.
Pero lo que se aproxima es todavía más grande.

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